La electrificación y digitalización de los vehículos están cambiando actualmente el concepto de “propiedad del automóvil” en todo el mundo.
Para saber qué pasará con este tema en un futuro cercano, Raúl Moreno, un consultor y asesor de la industria automotriz en vehículos eléctricos de origen español, pero que vive en México, realizó un interesante informe en sus redes sociales (leer abajo).

EL INFORME DE RAÚL MORENO:
El futuro de la propiedad del automóvil ante la electrificación y digitalización
La industria automotriz está inmersa en una doble transformación sin precedentes: la electrificación de los vehículos y su digitalización progresiva. Estas tendencias, impulsadas tanto por la urgencia climática como por la revolución tecnológica, están redefiniendo no solo la manera en que se produce y se utiliza un vehículo, sino también su forma de posesión. En este contexto, el concepto de «propiedad del automóvil» se ve obligado a evolucionar frente a nuevos modelos de uso compartido, suscripción y servicios de movilidad que comienzan a reemplazar la tradicional compra individual.
Electrificación acelerada: Nueva base para la movilidad
Los vehículos eléctricos (EVs) están dejando de ser una opción marginal. En 2024, las ventas globales superaron los 17 millones de unidades, alcanzando una participación de mercado del 20%. En 2025, se estima que esta cifra podría rebasar los 22 millones, consolidando una cuota de mercado de más del 25%. China lidera esta transición con más del 50% del total mundial, gracias a una política industrial orientada a la electrificación, incentivos fiscales y una red robusta de infraestructura de carga.
Este crecimiento también es visible en Europa, donde pese al retiro de subsidios en países como Alemania y el Reino Unido, las ventas se incrementaron entre un 23% y 25% en el primer semestre de 2025. En América del Norte, aunque el crecimiento ha sido más moderado y desigual, países como México han mostrado un dinamismo notable, con un aumento significativo en la venta de EVs y una creciente inversión en infraestructura de carga pública y privada.
Además, el descenso en los costos de producción, especialmente en las baterías de litio, ha democratizado el acceso a los EVs. El precio promedio por kWh cayó a 120 US$ en 2023, lo que ha permitido que modelos eléctricos sean más asequibles que muchos vehículos de combustión interna (ICE) en mercados como China, sin necesidad de subsidios.
Digitalización del automóvil: Software, datos y conectividad
La digitalización está cambiando la naturaleza misma del automóvil. Cada vez más, los autos nuevos son plataformas digitales sobre ruedas, con capacidades de conectividad total, actualizaciones remotas (OTA), integración con smartphones y asistentes virtuales, así como software de conducción semiautónoma o autónoma.
Fabricantes como Tesla, BYD, NIO y XPeng están liderando esta transformación, integrando inteligencia artificial, aprendizaje automático y sistemas de visión computarizada para ofrecer vehículos que aprenden, se adaptan y actualizan a lo largo de su ciclo de vida útil. Esta digitalización convierte al automóvil en un nodo dentro de un ecosistema más amplio de movilidad inteligente, donde el valor ya no reside tanto en la mecánica como en el software, los servicios digitales y la gestión de datos.
Asimismo, el desarrollo de tecnologías bidireccionales como el Vehicle-to-Grid (V2G) posiciona al vehículo no solo como medio de transporte, sino como parte activa de la red eléctrica. El V2G permite que los EVs devuelvan electricidad a la red durante picos de demanda, lo que representa una fuente de ingresos adicional para los propietarios y un recurso valioso para los operadores del sistema eléctrico.
Nuevos modelos de propiedad: Del coche privado al servicio de movilidad
La electrificación y digitalización están transformando los modelos de propiedad. La tradicional compra del vehículo está siendo reemplazada progresivamente por esquemas más flexibles, como la suscripción mensual, el leasing a corto plazo, el car-sharing, el ride-hailing eléctrico y otras modalidades de movilidad como servicio (MaaS).
Estos nuevos modelos responden a cambios en las preferencias de los consumidores, especialmente entre los jóvenes urbanos, que valoran más la accesibilidad y la experiencia de uso que la propiedad en sí. También son impulsados por el menor costo total de operación de los EVs (hasta un 35% inferior al de los ICE), su menor mantenimiento, y su integración nativa con plataformas digitales.
El auge de los vehículos eléctricos compartidos y autónomos podría acelerar aún más esta tendencia. Ciudades como Ámsterdam, Oslo y Shanghai ya experimentan una notable reducción en el número de vehículos privados por hogar, mientras que las flotas de empresas tecnológicas y de transporte representan un porcentaje creciente del parque vehicular total.
Infraestructura e incentivos regulatorios: Elementos clave
El desarrollo de una infraestructura de carga suficiente y la implementación de políticas públicas estables son factores determinantes en la transición hacia nuevos modelos de propiedad.
En 2025, se estima que existen más de 3 millones de puntos de carga públicos a nivel mundial, aunque se requieren muchos más para alcanzar los objetivos climáticos y de electrificación. Solo Europa necesita instalar cerca de 8.8 millones de cargadores públicos hacia 2030, frente a los 630.000 que existían en 2023.
En cuanto a incentivos, los gobiernos enfrentan el reto de mantener la inversión en electrificación sin comprometer sus finanzas públicas. Las decisiones recientes de eliminar subsidios en países como Alemania han generado incertidumbre, lo que demuestra la importancia de contar con marcos regulatorios predecibles y de largo plazo que faciliten la transición tanto de consumidores como de fabricantes.
Economía circular y sostenibilidad: Hacia una propiedad responsable
El concepto de propiedad también se redefine desde la perspectiva de la sostenibilidad. El auge de los EVs ha impulsado la economía circular, especialmente en lo relativo a la reutilización de baterías, el reciclaje de materiales críticos (litio, cobalto, níquel) y el diseño de autos más duraderos, actualizables y reciclables.
Las baterías modernas pueden tener una vida útil de hasta 15 años o 200.000 millas, y se están desarrollando modelos de segunda vida para almacenamiento estacionario. Esta longevidad permite nuevos enfoques de propiedad rotativa o compartida, donde un mismo vehículo puede tener varios usuarios a lo largo de su vida útil, optimizando el uso de recursos y reduciendo el impacto ambiental.
Conclusión: Un paradigma emergente
La electrificación y digitalización están provocando un cambio estructural en la industria automotriz y en nuestra relación con los vehículos. La propiedad tradicional del automóvil cede paso a modelos más flexibles, digitales, sostenibles y conectados. Este proceso no será homogéneo ni inmediato, pero sí inevitable.
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