Toyota comenzó a vender productos confeccionados por emprendimientos de la economía popular en el marco de su programa Kankei, con el que transforma materiales recuperados del proceso industrial en autopartes y productos de merchandising. La compañía lleva 690 unidades compradas de 10 tipos de productos para su tienda oficial en la planta industrial de Zárate. Fueron manufacturados por cuatro emprendedoras y cooperativas a quienes dio soporte en aspectos de formalización y productividad.
A estos cuatro emprendimientos se suman otros ocho que se encuentran en proceso de regularización y desarrollo de producto dentro de Kankei (término de origen japonés que significa “relacionamiento”). Nacido en 2020 como iniciativa interna dentro del Innovation Lab de Toyota, Kankei busca establecer un sistema de economía circular para aumentar el nivel de reciclabilidad de los residuos de la cadena de valor de la compañía y mitigar la huella ambiental de su operación. Además de generar un impacto económico positivo en el negocio, favorece el consumo responsable, la reducción de la materia prima virgen y la mitigación de los gases de efecto invernadero.
Desde su inicio, Kankei fue concebido como un proyecto sustentable de triple impacto: ambiental, económico y social. Para fortalecer este último aspecto, Toyota decidió iniciar un relevamiento territorial de emprendimientos de la economía popular, establecidos en territorios con índices altos de necesidades básicas insatisfechas y caracterizados por una baja formalización.
Así detectó al menos 12 emprendimientos con potencial productivo, de los cuales cuatro ya se convirtieron en proveedores de productos oficiales de merchandising de Toyota: Loka Veroka, de Villa Lugano, CABA; Cooperativa Laja, de Villa Jardín, Lanús; Cooperativa RDB Textil, de Mataderos, CABA; y Maribel Gayoso, de Villa Soldati, CABA.
Los cuatro emprendimientos pertenecen al rubro textil y siguieron el mismo proceso de integración. Tras el relevamiento territorial con visita presencial y encuesta de requisitos mínimos, Toyota les propuso la confección de productos oficiales a partir de determinados materiales reciclados del proceso industrial: cueros y telas de asientos de Hilux y SW4; airbags defectuosos y otros. Luego de la propuesta de desarrollo de producto, revisión y presupuesto final, formalizarse para emitir facturas y remitos, y finalmente bancarizarse con una cuenta corriente. Concluido ese proceso, Toyota se comprometió a entregar la materia prima sin costo y comprar toda la producción pactada. Además, cada acuerdo individual se propone un objetivo particular: compra de maquinaria, capacitación productiva, comercial u otros. Toyota, por otro lado, no agrega recargos en el precio final de los productos en su tienda.
“Es como pegar un pequeño salto”, explica Verónica Esquivel, que desarrolló bolsos materos y neceseres a partir de airbags reciclados bajo su emprendimiento “Loka Veroka”. “Me dio buena vibra desde el comienzo, porque vinieron a mi casa para ver lo que yo hacía. En mi vida había visto esos airbags -gracias a Dios- y me dijeron que piense una idea para reutilizarlos. Yo estaba acostumbrada a comprar la tela y realizar el producto a partir de ahí, y esto era un proyecto diferente”, relata. “Después vino la parte financiera, y con ayuda de mi hija en la computadora nos dimos de alta como proveedoras solas. Cuando llegó la orden de compra, le empezamos a meter pata. Fue muy importante para nosotros”.
“Los emprendimientos de la llamada economía popular tienen un enorme potencial para insertarse en cadenas de valor como la automotriz o cualquiera otra de la economía formal. Su creatividad, resiliencia y compromiso son activos sociales y productivos muy valiosos, que en articulación con empresas como la nuestra y el apoyo para capacitarse y formalizarse traen muy buenos resultados”, afirma Santiago Sellart, líder de proyecto en Sustentabilidad de Toyota Argentina. “Es nuestra responsabilidad como ciudadanos corporativos fomentar este tipo de desarrollo para potenciar el bienestar de nuestra comunidad, que es uno de nuestros principales propósitos”.
“Este es un proyecto sustentable que tiene un triple impacto real: es positivo económicamente, tanto para los emprendedores como para Toyota; contribuye a reducir la huella ambiental de nuestra operación, y ayuda a personas en situación vulnerable a mejorar su calidad de vida a través del trabajo. Creemos que Kankei es un buen ejemplo de economía sustentable”, explica.