Se cumplieron ayer (24 de junio) los 110 años del nacimiento en Balcarce de Juan Manuel Fangio, la mayor gloria del automovilismo argentino y el primer quíntuple campeón mundial de la historia de la Fórmula 1.
Hijo de inmigrantes italianos, el Chueco trabajó desde muy joven en una herrería y en una concesionaria, hasta que años después tuvo su propio taller. Era un apasionado de las carreras y ese empuje lo llevó a competir a nivel nacional e internacional. Su debut en la Fórmula 1 fue a los 38 años, una edad impensada hoy en día para iniciarse en ese mundo.
A lo largo de su vida deportiva, Fangio dejó un gran legado en Mercedes-Benz, marca con la que fue campeón mundial de Fórmula 1 en dos oportunidades (1954 y 1955). Desde entonces el vínculo con la marca fue incrementándose hasta convertirse en inquebrantable.
En 1974 fue designado presidente del directorio de Mercedes-Benz Argentina, función que ejerció hasta 1987. Ese mismo año la empresa le otorgó un agasajo único y especial al nombrarlo “Presidente Honorario y Vitalicio de Mercedes-Benz Argentina”, cargo que desempeñó en carácter exclusivo en la Corporación, siendo la única persona que recibió ese tipo de distinción a lo largo de toda la historia de la compañía.
Fangio siempre destacó su admiración hacia la marca y en varias oportunidades afirmó: “Jamás sentí preocupación acerca de la confiabilidad de los autos. Sabía que si hacía bien mi trabajo ganaría. Los Mercedes-Benz fueron los vehículos más dominantes que jamás conduje. Tuve el mejor equipo y los mejores resultados”.
En esta fecha especial, Manuel Mantilla, presidente y CEO de Mercedes-Benz Argentina, afirmó: “Destaco de Juan Manuel su pasión y sencillez. No solo fue uno de los mejores corredores de Fórmula 1 de la historia, sino que también dejó una marcada impronta en los valores que hoy rigen a la compañía: compromiso y fortaleza. Es un orgullo que nuestro Centro Industrial lleve su nombre. Fangio será siempre una imagen fuerte para Mercedes-Benz”.
Entre los monumentos construidos en su honor, se destaca el que lo ubica a Fangio junto al Flecha de Plata (el Mercedes-Benz W196) del cual hay réplicas distribuidas en diversos lugares icónicos: Montmeló, España; Nürburgring, Alemania; Monza, Italia; Montecarlo, Mónaco, Stuttgart (frente al Museo Mercedes-Benz de Alemania) y en Buenos Aires. La obra es una gran atracción ya que los visitantes, además de apreciarlo de cerca, pueden subirse al cockpit del Mercedes-Benz y fotografiarse junto al Chueco.