La acumulación de deuda comercial con proveedores de bienes y servicios del exterior que se ha originado por la imposibilidad de realizar pagos de importaciones, está provocando una situación por demás crítica sobre la actividad autopartista.
De acuerdo a un reciente relevamiento, unas 95 empresas autopartistas tienen al 30/11/2023 un stock de deuda de 585 millones de dólares. Dicha cifra corresponde a la suma de 523 millones de dólares por deuda comercial de bienes y 62 millones por deuda de servicios. Esta deuda se ha incrementado un 57% en relación al 31/12/2022, permitiendo inferir que la deuda total del sector autopartista se acerca a los 1.000 millones de dólares.
Los bloqueos recurrentes para poder efectivizar pagos al exterior han generado una fuerte tensión con los proveedores externos por no poder dar cumplimiento a las diversas fechas autorizadas y pospuestas reiteradamente. La acumulación de la deuda comercial ha provocado diversas paradas de líneas, grandísimas ineficiencias, sobrecostos y una grandísima incertidumbre.
No sólo es un hecho la interrupción productiva de varios integrantes de la cadena de valor, incluso proveedores de materias primas e insumos básicos, sino que la situación actual ha llevado a un estado de precariedad absoluta a toda la actividad. En efecto, no hay capacidad de reacción a la demanda de las terminales para producir vehículos; hay una oferta insuficiente para el mercado de reposición y hay exportadores que están bajo serio riesgo de perder clientes obtenidos luego de años de generar confianza.
Requiere una mención específica el riesgo de sostenibilidad que se genera sobre gran parte de los proveedores que han cobrado por parte de las terminales la incidencia de los insumos importados al tipo de cambio oficial, sin saber ni cuándo ni cuánto se podrá cumplir con los compromisos externos. Ello les genera un descalce financiero y económico con el consiguiente riesgo de quebranto, lo cual demanda una solución sectorial integral, coherente y realista.
La regularización de los pagos al exterior es recién el comienzo del proceso de normalización productiva, ya que los diversos orígenes de los insumos pueden requerir tiempos logísticos de más de 60 días.
La urgencia de la situación genera graves implicancias sobre las empresas autopartistas, mayoría pymes, y los 50 mil empleos directos.
Por lo expuesto, se considera indispensable:
-Establecer un esquema de pagos que permita recuperar a la brevedad la previsibilidad y certidumbre en las relaciones comerciales con los proveedores de insumos productivos del exterior.
-Definir un canal rápido para dar solución a las situaciones más graves de paradas de planta y líneas de producción.
Estamos frente a una situación de emergencia en la que todos los eslabones productivos, empresariales y laborales, deberemos colaborar con las nuevas autoridades y actuar con gran responsabilidad, diligencia y visión de conjunto.